VACACIONES PARA LAS PERSONAS P.A.S
Hace unos días alguien me preguntó si tenía un artículo sobre la alta sensibilidad y el tema de las vacaciones, me di cuenta que no había escrito nada sobre algo que a muchas PAS les causa un cierto agobio.
Mientras que mi app de Word se estaba actualizando, aproveché los minutos para sacar mi viejo ‘María Moliner’ de la estantería para ver lo dice sobre ‘vacaciones’: viene del latín vacar y significa ‘suspensión temporal del trabajo en un sitio para que descansen los que trabajan en él’. Fue la puntualización del objetivo del las vacaciones, el descanso, que me llevó directamente a aquello que para las PAS puede presentar un problema.
Descansar es necesario para todo el mundo, y lo es especialmente para las PAS; de hecho, es el primer punto en la lista de autocuidado para una persona con alta sensibilidad. Ahora, no todo el mundo descansa de la misma manera y no todo el mundo tiene la misma idea del concepto vacaciones. Descansar, para mí, significa desconectar, y mientras para mi desconectar es trabajar en el huerto, para otro puede ser tumbarse en la playa, coger la bici, leer un libro, bailar, y un largo, larguísimo etcétera.
La idea más comercializada y más popular de vacaciones es pasar tiempo en la playa. Si vives solo y tienes vacaciones, pues, lo tienes fácil porque simplemente haces lo que tú sabes que te conviene hacer para cargar tus pilas. También puede ser que vives en pareja o tienes una familia, y allí es cuando el tema se complica. Tu idea de descanso como PAS posiblemente no coincide con el deseo de la familia, y no siempre es posible ponerse de acuerdo. Es un hecho de que en la mayoría de las situaciones ‘gana’ la familia y la PAS se conforma porque no quiere escuchar comentarios tipo: ‘Tú siempre con tus cosas…’
Y allí entran las desganas y empieza el agobio. Por ejemplo: tú no quieres ir a la playa y estar en un apartamento, sabiendo que te seguirán tocando las mismas tareas de siempre – limpiar y cocinar. (Incluso hay que limpiar más por la arena que entra en casa). Tampoco quieres ir a un hotel con bufet, porque sabes muy bien que la comida que suelen servir allí no es muy sana, aparte del hecho que no conoces los ingredientes que utilizan en una cocina industrial. Es más, no te gusta la playa por la cantidad de gente, por la luz intensa y por –justamente- la arena. También te agobia el hecho de tener que hacer las maletas para todos los miembros de la familia, de tener que viajar una gran cantidad de horas en coche o de tener que coger un vuelo (con todo el estrés que esto conlleva en la temporada de verano).
Si el destino es un lugar conocido, tienes suerte. Si el destino por el cual se ha decidido la mayoría de la familia es nuevo, pues, más agobio. No sabes a dónde vas a aterrizar, si te gustará el sitio o el entorno, si tendrás la oportunidad de pasar ratos a solas, si hay calma o si, en el caso de que alguien se enferma, hay un médico cerca. Las PAS solemos pensar en todas las eventualidades, y caerse enfermo puede llegar a ser una preocupación seria. Ya sabes, esa tendencia que tenemos de montarnos películas, y si estas películas fuesen largometrajes de miel y de rosas, genial, pero la realidad demuestra que suele pesar más la película marcada por el drama.
Para acortar un artículo que podría llenar páginas y páginas, a lo que voy es que entiendo perfectamente si eres una de esas PAS que prefiere saltarse la época de vacaciones para seguir con la rutina diaria de todo el año, ya que con esta ya tienes bastante. Te entiendo si tu idea de vacaciones es, ‘que se vayan todos y que me dejen solo para que descanse’. Y este el problema: muchas veces las PAS no suelen descansar en vacaciones, es más se estresan. Les estresa la falta de rutina, lo nuevo y la pérdida de control. Se estresa todavía más si es perfeccionista, ya que nada es como en casa.
La pregunta es, ¿qué puedes hacer?
En primer lugar, intenta negociar para que tus deseos y necesidades cobren importancia. No te sacrifiques ‘por el bien de la familia’, ya que tu malestar en el destino puede afectar seriamente el éxito de la estancia. Digo malestar por no decir mal humor. Si no te ves valorado como PAS, igual puedes subir un poco tu volumen, tu tono, o bien, ser más claro y más insistente.
Si estás en pareja puedes negociar la decisión del destino – un año decides tu, el próximo yo. Esto sería una propuesta lógica.
Acordar tareas de antemano. Por ejemplo, en el caso de ir a un apartamento, dejar muy claro que tú solamente cocinarás un máximo de dos días de la semana. Que no limpias. Que no lavas y que no planchas. ¿Tu argumento? Las vacaciones son para des-cansar. Estás tan cansado como los demás, y tienes el mismo derecho. (Y mantente firme: lo negociado lo negociado es).
Haz listas de lo que se tiene que llevar. Si tienes hijos pequeños, haz la lista con ellos. Si los hijos son mayores, dales la maleta que les corresponde y que la llenen ellos mismos. No controles. Para ello es un aprendizaje.
Busca información sobre el destino. En google se puede mirar el entorno del hotel, sobre las distancias al súper, al médico, al parking, a lo que sea. Paséate por el barrio.
Si viajas en avión, busca información sobre los aeropuertos, sobre el transporte en el destino.
Si viajes en coche y con niños, evita pantallas y piensa (y apunta) en una lista de juegos que se pueden hacer en coche.
Utiliza maps para ver dónde hay parques, museos, librerías, lugares de interés cultural. Utiliza las webs de los ayuntamientos para ver el programa cultural. Dependiendo tus gustos, hoy en día puedes encontrar (casi) toda la información on line.
Si tienes hijos pequeños que son PAS, piensa que, igual que tu, ‘lo desconocido’ les puede estresar y agobiar, igual o más que a ti. Si quieres evitar berrinches, haz el proceso de pre-investigación con ellos.
Suelta el perfeccionismo y el afán de tenerlo todo bajo tu control. Intenta fluir con lo que hay.
Busca tu botón de curiosidad y de asombro. Cualquier lugar puede ofrecerte cosas bonitas, agradables, enriquecedoras e interesantes. A las PAS nos encanta descubrir cosas nuevas y pasar por aprendizajes. Vive tus vacaciones desde la plenitud y no desde la carencia. Pon tu atención en los puntos positivos; siempre los hay.
No te olvides de llevarte un cuaderno para escribir tus experiencias, y un pequeño bloc y tus acuarelas.
Lo importante:
Date cuenta que el exceso de la información nos satura, y la saturación estresa. Evitar que esto pase implica prepararte bien y con tiempo. Nadie quiere pasar las vacaciones con una madre o un padre estresado y malhumorado. El estrés y el descanso no son compatibles.
Lo dejo aquí, esperando que esto te haya ayudado a poner las cosas en perspectiva y que te haya aliviado un poco la idea de que las vacaciones son tortura; de ti depende. De ti y de tu actitud.
¡Felices vacaciones y feliz descanso!
Karina Zegers de Beijl
Coach especializada en PAS y escritora