“TU INFANCIA TE ENSEÑÓ A AMAR, NO A SUFRIR. HOY PUEDES CAMBIAR TU HISTORIA”
Al mirar hacia atrás, desde la calma que otorgan los años y las cicatrices que ya han sanado, comprendo cómo aquellas creencias que me inculcaron en la infancia moldearon el camino de dolor que recorrí. Crecí creyendo que el sacrificio era parte esencial del amor, que el silencio era una virtud y que el valor de una mujer se medía en su capacidad de aguantar.
Me enseñaron que el hombre tenía la última palabra, que nuestra función era cuidar, servir, y nunca cuestionar. Lo que entonces me parecía normal, hoy lo veo como una trampa invisible que me fue atando, poco a poco, a una vida llena de sumisión y sufrimiento.
Recuerdo cómo me decían que ser una buena esposa implicaba mantener la paz a toda costa, incluso cuando esa paz era solo la ausencia de mi propia voz. Me convencieron de que el amor dolía, y cuando las palabras hirientes y los golpes llegaron, los justifiqué, pensando que tal vez me los había ganado. La culpa, la vergüenza, el miedo, todo eso lo cargué en silencio, creyendo que el verdadero problema era yo, no él.
Hoy, con la sabiduría que me da la experiencia, veo que fui víctima no solo de un hombre violento, sino también de un sistema de creencias que me negaba el derecho a ser libre, a ser escuchada y respetada. Mis heridas físicas sanaron hace tiempo, pero las creencias que me inculcaron, esas costaron mucho más dejar atrás. Ojalá hubiera sabido, desde niña, que el amor no controla, que la fuerza no es violencia y que el respeto no se gana con el miedo.
Pero ahora lo sé, y aunque mi juventud se fue en esa lucha, mi voz no se perderá en el olvido.
Para abordar y evitar la violencia de género, es clave reconocer los primeros signos de control o abuso, desarrollar autoestima y establecer límites claros. Buscar apoyo en redes de confianza, conocer los derechos y recursos legales, y educarse en relaciones saludables son esenciales para prevenir situaciones de violencia y empoderarse.
“Tu infancia te enseñó a amar, no a sufrir. Hoy puedes cambiar tu historia.”
Si creciste creyendo que el sacrificio es parte del amor, es momento de recordar que mereces respeto y paz. Las creencias que aprendiste de niña no definen tu destino. Estamos aquí para ayudarte a redescubrir tu fuerza y liberarte del ciclo de violencia.
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