SEMANA SANTA: UN VIAJE A TRAVÉS DEL LINAJE, POR SANDRA GRANADO
La Semana Santa, más allá de su significado religioso, nos invita a detenernos, a mirar hacia dentro y a atravesar un viaje simbólico que puede resonar profundamente en nuestra historia personal y transgeneracional. Es un tiempo de recogimiento, de silencio interior, y también de memoria. Una oportunidad única para mirar con conciencia lo que aún cargamos de nuestro linaje y que, muchas veces, pesa más de lo que imaginamos.
Desde la mirada del sistema familiar, cada uno de nosotros pertenece a un entramado de historias, dolores, silencios y legados. No llegamos a este mundo con una hoja en blanco. Venimos con un mapa emocional heredado, a menudo invisible, pero profundamente influyente. La Semana Santa, con su narrativa de sufrimiento, muerte y resurrección, se convierte en una metáfora poderosa de lo que muchas veces ocurre dentro de los sistemas familiares: duelos no transitados, culpas heredadas, destinos repetidos… y, si elegimos mirarlos, la posibilidad de liberarlos.
¿Qué pasaría si esta Semana Santa te permitieras transitar tu propio “via crucis” emocional? No como un castigo, sino como un acto profundo de amor y reconocimiento hacia quienes vinieron antes que tú. ¿Qué dolores has heredado sin darte cuenta? ¿Qué roles ocupas que no son realmente tuyos? ¿A quién estás siendo fiel sin saberlo?
Muchos de nosotros cargamos con el sufrimiento de madres que no pudieron elegir, abuelas que fueron silenciadas, padres que crecieron sin afecto. Esas historias no dichas se quedan flotando en el sistema, y se manifiestan en nuestras emociones, nuestras decisiones, incluso en nuestros síntomas físicos. El cuerpo y el alma recuerdan, aunque la mente lo olvide.
Esta semana puede ser un portal para soltar, para honrar sin repetir, para abrazar tu lugar en el sistema sin cargar con lo que no te corresponde. La muerte simbólica que nos propone la Pascua puede ser entendida como la renuncia a seguir sosteniendo aquello que ya no nos pertenece. Y la resurrección, como el renacer desde un lugar más auténtico, más libre, más liviano.
Puedes hacer un pequeño ritual. Escribe una carta a tu sistema familiar agradeciendo todo lo que te ha sido dado, reconociendo los sacrificios, pero también devolviendo lo que no es tuyo. Después, quémala o entiérrala como un acto simbólico de cierre y transformación. Escucha lo que tu alma necesita soltar.
La Semana Santa no es solo una tradición. Puede convertirse en un espacio sagrado de reconexión contigo y con tus raíces. No para quedarte en el dolor, sino para atravesarlo y salir al otro lado con una mirada más amplia, más compasiva, más consciente.
Porque cuando tú sanas, todo tu linaje vibra. Y eso, también, es resurrección.
Sandra Granado, Coach especializada en Sistema Familiar y Transgeneracional.