KATHARINA KEPLER ACUSADA DE BRUJERÍA, HECHOS REALES
La caza de brujas durante la Inquisición fue uno de los episodios más oscuros en la historia de Europa, particularmente durante los siglos XVI y XVII. En este contexto, muchas mujeres fueron acusadas de brujería, sometidas a torturas y, en muchos casos, condenadas a la hoguera o al ahorcamiento. Sin embargo, algunas lograron sobrevivir, ya sea por la intervención de personas poderosas, la falta de pruebas o simplemente por su propia astucia. Entre estas historias de supervivencia, destaca la de Katharina Kepler,
En 1615, en la ciudad de Leonberg, en el Sacro Imperio Romano Germánico, Katharina Kepler fue acusada de brujería. Esta acusación fue promovida por una vecina, Ursula Reinbold, quien afirmó que Katharina había envenenado su cerveza y que la estaba enfermando a través de hechizos. La caza de brujas en esta época se había intensificado debido a las tensiones religiosas entre protestantes y católicos, sumada a la ignorancia y el miedo en la población sobre las prácticas que no comprendían.
Katharina, una viuda de 68 años en ese momento, fue arrestada y enfrentaba la posibilidad de ser condenada a muerte. Las acusaciones en su contra incluían provocar enfermedades en otros mediante maleficios, y su edad avanzada, junto con su carácter excéntrico, hizo que fuera vista con desconfianza por algunos miembros de la comunidad. En ese tiempo, las mujeres mayores, sobre todo las que vivían solas o se apartaban de las normas sociales, eran fácilmente señaladas como sospechosas de brujería.
Afortunadamente para Katharina, su hijo, Johannes Kepler, ya era una figura de renombre en Europa por sus contribuciones a la astronomía, particularmente por sus leyes sobre el movimiento planetario. Kepler era también un defensor del racionalismo y la ciencia en una época dominada por supersticiones. Al enterarse de la situación de su madre, decidió intervenir personalmente en su defensa.
Durante cinco años, Johannes Kepler se dedicó a defender a su madre, presentando argumentos legales y científicos para demostrar que las acusaciones eran infundadas. A pesar de las presiones de las autoridades locales y del riesgo de dañar su reputación profesional, Kepler contrató a abogados, revisó personalmente los documentos del juicio y escribió cartas a las autoridades, refutando las acusaciones de brujería contra su madre.
katharina fue sometida a interrogatorios y a la amenaza de tortura, una práctica común durante los juicios por brujería en la Inquisición. A menudo, estas torturas llevaban a las acusadas a confesar crímenes que no habían cometido. Sin embargo, Katharina, a pesar de su avanzada edad y el sufrimiento físico y psicológico al que fue sometida, se mantuvo firme en su inocencia. Gracias a la persistencia de Johannes Kepler y su capacidad para influir en el proceso legal, Katharina logró evitar la tortura directa, lo que marcó una diferencia significativa en su caso.
Finalmente, en 1621, después de años de batallas legales y apelaciones, Katharina Kepler fue declarada inocente de los cargos de brujería. Sin embargo, la experiencia había sido devastadora para ella. Aunque no fue ejecutada, la persecución y el encarcelamiento afectaron gravemente su salud. Katharina murió poco tiempo después de haber sido liberada, aunque con la satisfacción de haber sido absuelta.
El caso de Katharina Kepler es uno de los pocos en los que una mujer acusada de brujería logró sobrevivir a la Inquisición, gracias, en gran parte, a la intervención de su hijo y a la falta de pruebas concluyentes. Su historia representa no solo la injusticia que muchas mujeres sufrieron durante este período, sino también el poder de la razón y la ciencia para enfrentar las supersticiones y las persecuciones que marcaron esa era.
Este caso es una muestra de la resistencia y el coraje de las mujeres que, pese a vivir en tiempos de miedo y opresión, lograron desafiar al sistema que intentaba condenarlas por crímenes imaginarios.